Tuesday, May 27, 2014

Espacio



¿Dónde ha quedado en mi cabeza un fragmento para meditar? 
Con el cerebro invadido ya no hay espacios para cuestionamientos, ya no imagino ni analizo mi vida, no hay más un espejo en el que trate de reflejarme fuera de esta espesa ceniza que ahora me contamina. 
Toda la visión sobre mí misma y sobre el mundo está esfumada, está refundida entre cajones arrumados, llenos de mugre, de información adquirida involuntariamente y que han ido reemplazando lo que soy.

En la adolescencia siempre se teme a convertirse en un ente más que se une a la cadena, ahora que estoy superando esta etapa en mi vida, me doy cuenta que ya he entrado como un eslabón perfectamente acoplado, tan gris y oxidado como es posible. Todos los colores con lo que pude haber nacido se fueron tiñendo con tanto polvo. Ya no sé qué sucede en mí ni qué sucede afuera. Solo me cuestiono acerca de no cuestionarme. 
Mis retazos de magia están cada vez más refundidos entre la arena, con una identidad casi perdida he preferido entregarme a los remolinos de viento que me arrastran entre dunas.

Mi observación minuciosa del mundo ha quedado reducida a mirar la hora y saber la fecha, a predecir si lloverá o saldrá el sol, si podré dormir esta noche o no.

Hoy solo quiero sepultarme entre sábanas y olvidarme aún más de quien soy, perderme hasta no existir, desaparecer de este odiado cuerpo. Hoy deseo, como muchos otros días, no seguir siendo la persona que soy.




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