Friday, March 14, 2014

La Vida de Adéle

Director: Abdellatif Kechiche





Una de las cualidades del cine es aportar realidades ajenas (ya sean ficcionales o no) que logran llenar la realidad propia, esta cualidad a veces cobra tanta fuerza que esas realidades ajenas del cine reemplazan la de ese espectador que se acerca inicialmente a la película sin conocimiento alguno. Esta es la fuerza que posee La Vida de Adéle (2013), la cual nos narra la vida de una mujer desde sus 17 años (Adéle Exarchopoulos), haciendo un seguimiento de su autodescubriemiento y crecimiento. Abdellatif Kechiche nos adentra en la vida de esta chica tan íntimamente como es posible, con la naturalidad de nuestra propia vida, con una identificación hacia Adéle ineludible. Es difícil (si no imposible) no ser cautivado por este filme, más allá del filme mismo. Las tres horas de duración de la película no son suficientes para saciar la necesidad que ha sido creada de pertenecer a la vida de Adéle.
¿Cómo es posible que se logre de esa forma recrear y transmitir una vida ajena, de un sexo opuesto al del director y en una situación tan inusual como la planteada en la película? ¿Cómo es posible introducir al espectador con tal naturalidad y verosimilitud en una vida que fue inventada, y que posiblemente dista por completo a la vida de ese espectador? La globalidad de la historia que nos entrega Kechiche es indiscutible. La Vida de Adéle se siente como un documental increíblemente cercano a la vida de una mujer a la que se le hace un seguimiento por varios años,  despojado de toda la plasticidad y el artificio que puede aportar el cine, mostrando a la protagonista tan humana y susceptible como puede ser, exponiendo todo lo visceral y doloroso, la piel en toda su realidad. La historia, compacta y fluída, pasa con sutileza a través del tiempo, es narrada sencillamente por una cámara al frente de un rostro. Las emociones de Adéle no son solo de ella, la conexión con el espectador es casi inmediata, su sufrimiento, placer y dicha se vuelven propias y surgen simultáneas.
Ahora, fuera de la objetividad, la palabra descriptiva de La Vida de Adéle es: absorbente, un filme que permanece en la vida del espectador (de mí), que se hace parte de la vida propia, de la rutina, que no se quita de la cabeza, que me obliga a vivir dentro de ella, a preferir sus dolores a los dolores propios.

Trailer