Thursday, April 24, 2014

Ojo especial de mujer.


El mundo que conocemos, sus principales costumbres y aspectos han sido creados y determinados por los hombres. Aunque esos hombres provengan de un útero, la imagen que tenemos del mundo ha sido en su gran (increíble) mayoría producida bajo testosterona. Dentro de estas imágenes del mundo creadas por hombres está el cine. Por generaciones los ojos del mundo han estado al frente de un cine masculino. Aunque en la última década se han hecho esfuerzos por vencer el machismo y ecualizar a la mujer siendo reconocida por su trabajo, hay que ver cuál es la forma en la que esto se ha intentado. Como un ejemplo muy cercano está el Festival de cine de Santa Fé de Antioquia, que cada año es desarrollado bajo una temática. En diciembre de 2013 se trato de hacer un "especial" reconocimiento dedicando el festival a La mujer detrás de la cámara, resaltando el increíble esfuerzo que hacen las mujeres para producir cine, el gran esfuerzo que deben hacer para crear o pensar una película, como si de las Olimpiadas Fides se tratara. ¿Por qué habría de ser más difícil para una mujer pensar cine? ¿Es tan grande su traba mental que debe hacerse un evento especial que recalque su labor para que esta sea vista? 

No podemos seguir siendo las espectadoras de los hombres, y no por satanizar el contenido creado por ellos (ese cine creado por hombres hace parte de lo que más amo), sino porque tenemos tanta historia por contar como ellos, porque hemos sido dotadas de una sensibilidad especial y fortaleza en la comunicación, porque mi cine no tiene que ser reconocido porque soy mujer sino porque soy cineasta, porque he mostrado una historia igualmente hermosa o terrible a la creada por él, porque el público se ha conmovido con el camino de mis personajes y no con mi nombre femenino. Como artistas, hombres y mujeres, el arte está primero que su creador, la obra es el mensaje antes de saber la boca que lo comunica, y si mi nombre es pronunciado antes del título de mi obra es porque yo, creador, no le he sabido otorgar la debida importancia.

La habilidad del artista debe ser lo que lo hace artista y lo que le otorga un nombre, más allá de su cromosoma.

La meta, entonces, para un futuro cinematográfico equitativo es ver muchas Palmas doradas en manos femeninas sin que sea recalcado que usa cucos y brasier.


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